11 de octubre de 2009

Capítulo Siete


Séptimo mes. Me siento como un globo.

Los días pasan y pasan y mi panza crece que crece. Esta semana fue algo agotadora; primero fui a hacerme chequeos médicos con Cari y el "ser" viene sin complicaciones, eso es bueno. Segundo, los padres de Nico se enteraron que él era el padre de mi hijo, mucho drama ese día. Tercero, a Gaby le otorgaron una beca en el colegio para que pudiera estudiar en Santiago, todo pagado, eso también es bueno. Lo malo de esta última situación es que Gaby tiene que partir a Santiago el mes entrante y no podrá ver el nacimiento del "ser".

La otra noche pensaba en como me voy a ver con un hijo en mis brazos. Sentí una angustia tremenda, lo que me hizo reconsiderar la idea de la adopción. Me dormí pesando en eso.

A la mañana siguiente le comenté a mi papá lo que había estado pensando, a lo que le respondió que era una decisión importante y que debía pensarlo bien antes de actuar porque podía arrepentirme. A decir verdad, él tenía razón, es algo que no se puede tomar a la ligera.


Esa tarde fui a la casa de Nico.


Su mamá me miró con cara de ogro cuando me vió en la entrada de la casa. Le dije que venía a ver a Nico y me hizo pasar sin decir palabra alguna.

Subí las escaleras a paso lento, pues la panza que cargaba me impedía andar rápido. Abrí la puerta de la habitación de Nico y ahí estaba, sentado en una pera tocando guitarra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario