14 de julio de 2011

Capítulo Dos

No sé si fue esa luz tenue del atardecer o simplemente un efecto de mi imaginación, pero lo que estaba viendo en ese momento hizo que mi corazón se precipitara y que volviera el color a mis pálidas mejillas.
- ¿Te ayudo?- me decía mientras me extendía la mano. Bajé de mi nube en dos segundos y me incorporé de prisa sin prestar atención a su pregunta.
- A Elvis le encanta correr por la playa...- de pronto me di cuenta que aún no lograba captar lo que me estaba diciendo.
-¿Como?- pregunté como si estuviese recién despertando de un profundo y maravilloso sueño.
- Elvis, mi perro, siempre que lo traigo a la playa lo dejo correr libremente, es como una forma de liberar tensiones...
Seguramente mi rostro estaba totalmente descompuesto, ya que de un momento a otro este "extraño" detuvo su relato y algo preocupado me preguntó si todo estaba bien.
-Si.Todo bien.
- Que bien, me llamo Lucas... ¿tu?
Me temblaron las piernas como dos sogas maltrechas, traté de parecer lo más normal posible y concentrarme en nuestra conversación.
-Emmi.
- Y...¿Vives por aquí?
- Mi abuelo, su casa es la de aquella colina, vengo a pasar el verano.
- Que bueno. Me tengo que ir, nos vemos Emmi.
La manera en que pronunció mi nombre, como esbozando una sonrisa, hizo que todo en mí se congelara. No fui capaz de pronunciar palabra alguna, solo respondí con un gesto de aceptación y vi como aquel "extraño", que extrañamente me había parecido tan gentil, desaparecía de mi campo visual.

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